sábado, 2 de abril de 2011

OCHOYMEDIO Club cierra sus puertas el 9 de Abril.

El sótano de Mesonero Romanos número 13 se convierte en almacén. Pues vaya puta gracia. Esa sala debería ser considerada patrimonio de la ciudad, por ahí han pasado infinidad de clubs de los más importantes de la historia de la noche madrileña; en ese local algunos conocimos el reverso tenebroso allá por el 97, cuando el Samba de Janeiro era el tema estrella de un Goa Club que reunía a los modernos de la época (si cuando el Samba de Janeiro era joven no era el temazo casposo que ahora conocemos) , qué tiempos aquellos en los que los platos saltaban por la cantidad de público que acudía al garito de moda del house de entonces, y cómo te pasabas la semana preguntando por uno de esos flyers transparentes con el logo del Goa que te permitían entrar gratis sin que ese porterazo negro y gordo tuviera autoridad alguna para impedirte la entrada. Estar en el Goa era comenzar el fin de semana con el mejor pie de todos. Por esa sala ha circulado lo mejor de los clubs de la noche de Madriz, pero sin duda el OCHOYMEDIO es el que merece mejor y más emotiva mención. Han sido más de diez años viviendo en el 13 de Mesonero Romanos, diez años en los que han sabido reinventarse según la tendencia que siguiera el Indie, ha tenido épocas rematadamente gays, épocas que olían a sala Maravillas, momentos macarras, han circulado por sus platos todos y cada uno de los djs interesantes de este país y del extranjero, y muchos lo hicieron antes de que (globalización mediante) levantaras una piedra y salieran cuatrocientos pinchadiscos; los creadores de 8 y Medio han sabido reponerse de las malas rachas, que las ha habido, y muy duras algunas, y siempre han resurgido a base de imaginación y saber hacer. Con el OCHOYMEDIO ha pasado siempre como con Los Planetas, casi todos los amamos, pero no nos gusta decirlo en público, aunque luego llegue el viernes y a la pregunta: dónde vamos después de las copas? la respuesta sea invariablemente: ‘Al 8’. Algunos llevamos yendo los diez años de existencia, otros aparecemos y desaparecemos, es el garito de varias generaciones de poperos radicales, indies y modernos de medio pelo y de pelo entero. Las razones han sido muchas. Está Scream por ejemplo, que es un maestro en muchas cosas, pero sobre todo es el psicólogo perfecto de cualquier pista de baile, aunque casi siempre parezca que no se entera de nada entiende mejor que nadie las necesidades del público que toque; está Smart también, que maneja las sesiones como le da la gana y siempre acierta con una selección que primero te deja con la boca abierta y después te impide no pasártelo bien, y está Luiliminili, que es capaz como nadie de combinar elegancia con desmadre, aun con su aspecto de tipo serio es el rey del sentido del humor en los platos, un lujo. Está también que el local es un templo, que está en la frontera de la Malasaña que intentan expropiar los tribálicos amigos de Espe con el resto del mundo. Está que son muchos años haciendo las cosas bien y que el público acude haya lo que haya, toque quien toque o pinche quien pinche. Por no hablar de que mantener en Madrid, capital de lo efímero, un garito abierto y con una programación que nunca ha bajado el nivel es un asunto digno de estudio y que de siempre sólo ha estado al alcance de unos pocos privilegiados como La Vía Láctea. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Se lee por Facebook y demás redes sociales a gente cagándose en los antepasados del gallego universal Amancio Ortega, que al parecer es el nuevo dueño de la jodida manzana entera, y que la sala va a quedar para que esas dependientas bordes y antipáticas doblen y redoblen camisetas y sueños de un futuro mejor. Pero la cosa es más grave, porque lo de que Amancio es un tiburón que se merienda lo que pongan por delante es algo que ya sabíamos y que no creo que le extrañe a nadie a estas neoliberales alturas. Lo que duele, cabrea e indigna es que el ayuntamiento y la comunidad estén permitiendo que el centro de Madrid lo invadan cadenas multinacionales de toda índole a golpe de millones, que estén reventando la vida nocturna de la ciudad a una velocidad que ríanse de Atila. Lo malo es que para cuando se den cuenta de que a Madrid nadie viene a ver esa puta catedral espantosa ni la horterada de palacio real, ni las torres Kio, ni la mamarrachada de rascacielos de la ex ciudad deportiva va a ser demasiado tarde, y entonces se acordarán de la noche madrileña a la que están jodiendo impunemente en los últimos años.


El OCHOYMEDIO es una vítcima más de esa persecución silenciosa, una de las que más duele por las razones que ya hemos comentado, y es otra señal más de en qué se va a convertir la Gran Vía. Scream comentaba una vez que Madrid lo tenía todo para ser el eje de la noche europea… si, todo menos el apoyo institucional, que desgraciadamente es el que dicta las normas y los caminos a seguir. Y al parecer el camino a seguir de la Gran Vía (después de la desaparición de cines, tiendas tradicionales, restaurantes…) es el de convertirse en un gran centro comercial de las grandes cadenas y de lo hortera. Una pena. O un asco… La recomendación no se si va más en la línea de dejar de comprar en Zara (que por otra parte cada año empeora en calidad y en todo lo demás) o bien que cuando lleguen las elecciones municipales o las autonómicas nos quedemos dormidos por habernos pasado la noche anterior hasta el cierre en el nuevo 8 yMedio, que seguro que para entonces ya tendrá nuevo emplazamiento. En cualquier caso: gracias y hasta pronto.

2 comentarios:

  1. Qué lástima.. lo del 8ymedio y lo de la noche de Madrid.. no les cabe en la puta cabeza que a mucha gente de noche lo que nos gusta es salir de marcha, y sí, fumar, beber, emborracharnos y socializar, qué pasa.. no tenemos derecho a tener dónde hacerlo?? Puta Europa, al final acabaremos siendo como Francia, donde los bares cierran a las 22h.. qué asco..

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  2. Poco has estado tu en Francia eh jajajajajajaja

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