Desde el otoño de 2009, con el lanzamiento de Everithing Goes Wrong, eran muchos los que no disfrutaban del sonido de las chicas de Brooklyn. El sonido de baja fidelidad estará presente en los festivales y conciertos del globo con el esperado tercer disco de Vivian Girls: Share the Joy.
El trío de féminas supo aprovechar el nacimiento a finales de los 2000 de la nueva camada de bandas noise en la costa oeste (Best Coast, Vibes, Dreamcolour, Wavves y las formidables Dum Dum Girls) para hacer su entrada en la escena indie estadounidense con su legendario Vivian Girls (2008). Desde entonces no paran por casa.
Las diez pistas que conforman su nuevo largo no dejan de remar hacia la búsqueda del sonido auténtico. La estética lo-fi parece darles de momento muy buen resultado y están jugando sus cartas con todos los trucos que han aprendido en estos últimos 4 años. La tesitura en la que se desenvuelven sus melodías no se libran de la monotonía sonora, de hecho las composiciones son semejantes entre sí hasta la saciedad, lo cual no resta aptitud al LP, es lo que tiene pasar una y otra ver la mano por el lomo al noise.
The Other Girls, corte con el que empieza la grabación, recoge la significativa pasión con la que hacen la cama a Bethany Cosentino: mismo arreglos, mismos compases, mismo tono de voz e idéntica percusión. Este último aspecto es bastante lógico teniendo en cuenta que Ali Koehler, baterista de Best Coast, era la que se ocupaba de las baquetas con las Vivian Girls del primer álbum. Menos cantoso resulta Dance (If You Wanna) o Sixteen Ways respecto al anterior, la suciedad de la guitarra de Cassie Ramone se ajusta a la perfección a sus gustos más psicodélicos del noise pop.
A gafas de sol y toalla al hombro de camino a la playa suena Take it As it Comes, espléndida composición de las neoyorquinas, muy fieles al buenrrollismo primaveral idóneo para la mayoría de sus canciones. Menos no se puede decir de Lake House o Light in Your Eyes donde abrazan los estribillos mejor punteados, rozando el sonido casette.
Sin llegar a la altura de las Dum Dum Girls, las Vivian Girls comienzan a conseguir que el público y la crítica les deje de mirar con lupa a cada festival que asisten o a cada disco que lanzan al mercado. Esto es para ellas un buen termómetro con el que medir su evolución acústica. Share the Joy se debatía entre seguir explotando el género o tomar la ruta hacia la frontera de nuevos territorios, esa línea siempre tan difícil de superar. Este disco nos vuelve a converitr en confidentes de sus desgracias amorosas , contadas con humor , resignación y un reducido campo semántico, aunque transformadas en una gran colección de sencillos.
A mi me encantan, y me parece un disco de puta madre.
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