Capítulo Uno
La doble moral de la ley Sinde-Wert
Capítulo Dos
¿Triunfar?
Capítulo Tres: Capitalismo musical.
Quizá en España (aunque no necesariamente sólo aquí) se produce un extraño fenómeno. Todo el mundo lleva cascos y auriculares conectados a un mp3, pero nadie aprecia realmente la música ni a quien está detrás de ella. Tenemos gigas y gigas de música pero ni se acerca a la relación que puede producirse con un CD recién comprado. “La gran diferencia ahora, es que hay música gratis. Y como todo cuando es gratis, se valora menos” dice Alvaro Sanjuan, HATEM.
Para Marc Gili, de Dorian, “estamos en un estadio tan avanzado del capitalismo que cada vez se valora menos todo. Si te bajas un disco en dos minutos, ¿cómo te va a entrar en la cabeza que esos tíos se han pasado un año de sus vidas componiéndolo y grabándolo?”
Respecto a esto Martí Perarnau de Mucho, es firme: “Aquí no hay tradición de música pop o rock. Aquí se valora a los futbolistas o a los chefs pero el músico en España es un mero juglar.”
Y es que los nuevos (y no tan nuevos) grupos han renunciado prácticamente al dinero por ventas de discos, y se abrazan a los escenarios. Pero quizá con ello no da para todo. “Es que o bien lo aceptas o te pasas la vida enfadado con el mundo, no queda otra.” Dice Martí. Marc cree que, “como ocurre en Francia, a partir de tantos conciertos al año el músico debería cobrar paro, porque mientras está preparando un álbum nuevo no estás tocando ¿verdad? Pero estás trabajando.”
“En el directo ambas partes deben arriesgar, sala o promotor y grupo. Un músico debe salir de casa sabiendo que por muy mal que vayan las cosas tiene que cubrir gastos. Si es duro no saber si te van a pagar por trabajar, imagínate si es duro no saber si incluso te va a costar dinero. La sala desea exactamente lo mismo.” Dice Sanjuan.
Perarnau puntualiza: “Vas a Estados Unidos y al músico se le tiene una consideración especial. Es un cuestión cultural, aquí hemos tenido una dictadura horrible y estamos en el jurásico en lo que respecta la música. En la escuela te enseñan a tocar la flauta dulce que es un instrumento antimusical, y te hablan del canto gregoriano pero no de los Beatles. La música no se considera arte en este país, ese es el problema.”
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