Basura convertida en arte: VÓRTICES
Fundación Canal
@Plaza de Castilla
Daniel Canogar: Vórtices
Entrada libre
Del 8 de febrero al 10 de abril de 2011
Laborables y festivos: de 11:00 a 20:00h.
(Miércoles cerrado a partir de las 15:00h)
No es la primera vez que Daniel Canogar nos sorprende creando belleza con materiales rescatados de un vertedero. Su notable obsesión por los residuos le convierte en un artista muy reconocido nacional e internacionalmente. En Vórtices, Canogar disfruta mezclando envases, hierros, despojos electrónicos y bolsas de plástico con matemáticos juegos de luces, obteniendo muy elegantes resultados.
La exposición te recibe con una enorme fotografía que te sumerge en situación: un plano cenital de una piscina cargada de botellas vacías y personas abrumadas flotando en agua turbia y azul. El simbolismo que desprende es irrevocable; la deriva, el dejarse llevar, permitiendo que esta basura nos coma poco a poco mientras flota a nuestro mismo nivel.
Continúas, y tras una fotografía de esta misma piscina desde un ángulo sumergido, llegas a un conjunto de sanitarios perfectamente ubicados para crear pequeñas cascadas de agua, en las que se ahogan proyecciones de "personitas" que nadan y acaban precipitándose por los distintos desagües.
Un poco más adelante te esperan 180 botellas suspendidas en el aire, proyectando sus propias sombras, siluetas, con distintos colores que rellenan y vacían el ficticio contenido de cada botella. Todo obra de proyectores meticulosamente coordinados, hasta el punto que parece que las propias botellas cobran vida y la pierden, incesablemente.
De las dos últimas instalaciones, Presión causa más impacto en general. Canogar se las ingenia para construir una especie de árbol desnudo a base de hierros oxidados que crujen y chirrían levemente, acompañados visualmente por dos colores que se combinan y armonizan en una perfecta coreografía: azul y rojo.
La exposición termina con un largo pasillo bien aprovechado, simulando una cañería con agujeros que muestran lo que ésta lleva dentro. Acaba pareciendo una cinta transportadora de basura en la que inevitablemente tú también eres transportado.
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