Nos citaron a las 20.30, pero pasaban ya treinta minutos de la hora acordada y la cola seguía creciendo a las puertas de la Heineken. Quizás fuese una estrategia de marketing. O la presencia anunciada de El Guincho. En cualquier caso, la sala terminó por llenarse en poco tiempo.
Los primeros en subirse al escenario fueron Fira Fem. El cuarteto defendió bien sus temas en directo, a pesar de que el ambiente estaba todavía frío. Además, la música instrumental que coquetea con el math rock no suele levantar grandes pasiones. Sin embargo, se los veía cómodos, enredando los pies entre cientos de cables y moviendo la cabeza de forma rítmica. Temas largos, de estructura densa y bien ejecutada. No serán los más populares de la fiesta, pero se presentan con la cabeza bien alta, tocan mejor que tú, y lo sabes.
Después de la media hora de rigor para el cambio de escenario (tema, el de los eternos intermedios, que merece un comentario aparte), se presentaron Los Claveles. Cambio de tercio. Totalmente. Con ese nombre, esperaba a unos dignos sucesores del jamón rock, si es que el término existe. Los herederos de Gabinete Caligari y compañía. Tupés, pantalones pitillo y actitud macarra. De lo primero hubo, de lo segundo también. De actitud no íbamos tan sobrados. No fue su mejor carta de presentación, aunque quizás convenzan a los amantes de los '80 más descarados y amateur. Es, al menos de agradecer, que no sacasen toda la colección de pedales existente en el mercado. Octavadores, saturadores, delays, compresores y wah-wahs por todas partes hicieron que las actuaciones resultasen más largas y pesadas de lo necesario.
Cerraron el trío a concurso los chicos de Marcus Doo & the Secret Family. El quinteto presentó su disco The magpie returned the ring poniendo toda la carne en el asador. Aparecieron con todo tipo de artilugios y dejaron al público boquiabierto. A priori, el tipo de música que hacen no es la que más triunfaría entre los lectores de Mondosonoro. Sin embargo, con una mezcla de pop melódico y folk made in USA y buenos juegos vocales, pusieron a la gente de su lado y terminaron como los más aplaudidos.
Y por fin llegaba el momento de ver a El Guincho, pero todavía nos quedaban 45 minutos de espera. Cuando estuvo todo listo y sonaron las primeras notas de FM tan Sexy, o Palmitos Park, o Bombay, o cualquiera que tocase primero, nos olvidamos de la hora que era y empezamos a botar. Pablo Diaz-Reixa se presentó con una amplia sonrisa, como de costumbre, y consiguió alegrar también a todo el que estaba bajo su mismo techo. Todos los temas sonaron como debían, los nuevos y los viejos. La última vez que pisó esta sala fue en abril, junto a The Very Best. Desde entonces, "Pop Negro", se ha convertido en uno de los álbumes del pasado 2010 y la práctica le ha llevado a él y a su banda a dominar el repertorio. Hizo bises y respondió a las peticiones del público. Cerró con Antillas, y la alargó hasta el infinito. Los cientos de personas que nos apretábamos en la pista se lo agradecimos.
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