La exposición nos enseña únicamente efectos conseguidos simplemente con la cámara o con el montaje, nada relacionado con efectos especiales, nada relacionado con repercusiones del cine en nustras vidas. Es una exposición pequeña, que tiene muy pocas “obras”, son 8 salas con las propuestas de 8 artistas de nacionalidades muy diferentes.
Entre ellas puede que la que más llame la atención sean las 4 pantallazas de Isaac Julien. Este señor se ha dedicado a grabar videos en dos continentes (el norte de Escandinavia y Burkina Faso, en África) y a montar los videos en 4 pantallas diferentes mezclando los continentes y creando una coreografía de hielo y tierra ardiente. Es muy curioso porque consigue relacionar muy bien las tomas de África con las de Escandinavia, parece que los esquimales hablan con los africanos y que se comportan de la misma manera, que viven igual. Cuando por los colores y la estética parecen pueblos completamente opuestos. También hace una cosa muy divertida que consiste en poner el mismo video de unos coches en una rotonda en las 4 pantallas pero con unos segundos de margen, lo cual hace parecer que la glorieta se vuelve con una línea recta porque el mismo coche va pasando de una pantalla a otra.
Mungo Thomson fue muy listo, ¿a quién no le gusta Nueva York? Utilizó el encanto y la personalidad de esta ciudad para plasmarlo en 4 pantallas (pero esta vez rodeando al espectador) con videos de un cruce de calles de la ciudad, consigue por completo la sensación de estar allí. Luego resultó ser un plató de Hollywood y no sabría decirte si ganó o perdió gracia.
Ahora, atentos actores, todos querríais pasar un casting con Ian Charlesworth y tener un marcadísimo acento del norte de Inglaterra.
Este director decide publicar la grabación del casting de un chaval inglés llamado John, que la verdad es todo un personaje. El chaval es fabuloso y su interpretación y sus movimientos son completamente hipnotizantes, pero no comprendo demasiado en qué sentido esto es arte.
Otra un poco más antigua, de Runa Islam, nos enseña un efecto bastante gafapasta en el cual se encuentran un chico y una chica, una recreación de la película Martha. Hay un travelling circular alrededor del chico con dos camaras. Las dos van siguiendo la acción y proyectándola en dos pantallas. Son dos puntos de vista diferentes que efectuan el mismo movimiento y siguen la misma acción. No está mal, pero no consigue el efecto involucrativo deseado.
Comentaré una sala más, la dedicada a la obra de Paul Chan. Se trata de un proyector que apunta al suelo reproduciendo una animación por ordenador que quiere mostrar el apocalipsis. Hay electrodomésticos que salen volando lentamente desde el suelo y personas que caen desde el cielo. La metáfora es muy obvia, al igual que su mensaje.
En definitiva, pantallas enormes con planos preciosos pero sin demasiado trasfondo en general, obra de artistas que siguen una misma línea bastante excéntrica y personal, en fin, como la gran mayoría de los artistas.
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