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miércoles, 27 de febrero de 2013

Reunión de antiguos alumnos en Triangle

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El concierto organizado por Triangle Club el pasado jueves en la Sala Nasti olía a reencuentro desde un principio. Viejos conocidos con nuevos proyectos bajo el brazo. Tal era el caso de los antes conocidos como The Blows, que presentaban su último proyecto La Guerra del Fuego en Madrid.

Durante poco más de dos horas desfilaron por el escueto escenario de la sala cuatro bandas de esas a las que todos querrán colocar en breves la etiqueta de the next big thing del indie patrio. Todos menos los presentes, un grupo reducido y privilegiado de asistentes con ganas de buenos temas rock sin más etiquetas. Quizás, precisamente porque se sabían observados por cincuenta pares de ojos de esos que analizan hasta el más mínimo detalle, presentaron un directo compacto, directo y conciso. Aquí no hay bises, señores, que ya nos conocemos de largo.

Celica XX, abonados a la Nasti, presentaron sus credenciales. Suyas son las aportaciones más atmosféricas, cargadas de capas de sonidos superpuestas. Únicamente echamos de menos lo que reclamaba hace unos días una publicación web de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando decían que va siendo hora de oír una grabación suya como Dios manda.

Aquellos que buscaron durante los días previos al concierto alguna referencia a La Guerra del Fuego se habrán quedado como estaban. Salvo una o dos notas en blogs de segunda no había más información. Finalmente, se descubre que los integrantes de la formación son, prácticamente, los mismos que se hicieron un hueco en la escena nacional como The Blows. En una maniobra arriesgada, han decidido comenzar desde cero para ser consecuentes con el cambio de sonido. Roy Basanta sigue al frente, pero han reducido la dosis de actitud "Is this it" para suplirlo con más guitarra y percusiones potentes. Temas como Gran lección tienen madera de temazo, sin perder por ello la personalidad.



Mvunich, también vigueses, presentaban su LP "Ina", carta de presentación con la que han conseguido abrir para Cats on Fire o Los Planetas. Con buenas dosis de noise, o lo que es lo mismo, la fórmula teclado + pedales, consiguieron mantener el nivel, aunque la voz de Guillermo Zapata se perdiese un poco entre las melodías complejas que construyen.

Y finalmente llegó el momento de Trajano! y entendimos por qué, apenas una semana antes, los de Mondosonoro los colocaban sobre el escenario de la Joy como finalistas de su concurso de maquetas. La actuación tenía poco que ver con la de ese San Valentín atípico. Se mueven mejor en las distancias cortas. Terror en el Planetario funciona como un tiro en directo y no hacen más que mejorar lo que ya es un buen material de estudio. La particular voz de Lois Brea, que recuerda por momentos a la de otro ilustre de la música gallega como Germán Coppini, lleva todos los potenciales singles de la banda a otro nivel. El punto justo de oscuridad y tensión.

En definitiva, un cartel de lo más completo por el que salas más grandes suspirarán dentro de pocos meses. Nosotros también suspiraremos cuando el precio por verles tocar se duplique. Y añoraremos el día en que los vimos por el precio de una copa. Al menos esos significará que reciben la atención que merecen. Solo recuerden, Triangle los vio antes.

martes, 22 de febrero de 2011

CRÓNICA FIESTAS DEMOSCÓPICAS 2011 (@SALA HEINEKEN, MADRID)

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Nos citaron a las 20.30, pero pasaban ya treinta minutos de la hora acordada y la cola seguía creciendo a las puertas de la Heineken. Quizás fuese una estrategia de marketing. O la presencia anunciada de El Guincho. En cualquier caso, la sala terminó por llenarse en poco tiempo.

Los primeros en subirse al escenario fueron Fira Fem. El cuarteto defendió bien sus temas en directo, a pesar de que el ambiente estaba todavía frío. Además, la música instrumental que coquetea con el math rock no suele levantar grandes pasiones. Sin embargo, se los veía cómodos, enredando los pies entre cientos de cables y moviendo la cabeza de forma rítmica. Temas largos, de estructura densa y bien ejecutada. No serán los más populares de la fiesta, pero se presentan con la cabeza bien alta, tocan mejor que tú, y lo sabes.

Después de la media hora de rigor para el cambio de escenario (tema, el de los eternos intermedios, que merece un comentario aparte), se presentaron Los Claveles. Cambio de tercio. Totalmente. Con ese nombre, esperaba a unos dignos sucesores del jamón rock, si es que el término existe. Los herederos de Gabinete Caligari y compañía. Tupés, pantalones pitillo y actitud macarra. De lo primero hubo, de lo segundo también. De actitud no íbamos tan sobrados. No fue su mejor carta de presentación, aunque quizás convenzan a los amantes de los '80 más descarados y amateur. Es, al menos de agradecer, que no sacasen toda la colección de pedales existente en el mercado. Octavadores, saturadores, delays, compresores y wah-wahs por todas partes hicieron que las actuaciones resultasen más largas y pesadas de lo necesario.

Cerraron el trío a concurso los chicos de Marcus Doo & the Secret Family. El quinteto presentó su disco The magpie returned the ring poniendo toda la carne en el asador. Aparecieron con todo tipo de artilugios y dejaron al público boquiabierto. A priori, el tipo de música que hacen no es la que más triunfaría entre los lectores de Mondosonoro. Sin embargo, con una mezcla de pop melódico y folk made in USA y buenos juegos vocales, pusieron a la gente de su lado y terminaron como los más aplaudidos.

Y por fin llegaba el momento de ver a El Guincho, pero todavía nos quedaban 45 minutos de espera. Cuando estuvo todo listo y sonaron las primeras notas de FM tan Sexy, o Palmitos Park, o Bombay, o cualquiera que tocase primero, nos olvidamos de la hora que era y empezamos a botar. Pablo Diaz-Reixa se presentó con una amplia sonrisa, como de costumbre, y consiguió alegrar también a todo el que estaba bajo su mismo techo. Todos los temas sonaron como debían, los nuevos y los viejos. La última vez que pisó esta sala fue en abril, junto a The Very Best. Desde entonces, "Pop Negro", se ha convertido en uno de los álbumes del pasado 2010 y la práctica le ha llevado a él y a su banda a dominar el repertorio. Hizo bises y respondió a las peticiones del público. Cerró con Antillas, y la alargó hasta el infinito. Los cientos de personas que nos apretábamos en la pista se lo agradecimos.