martes, 6 de septiembre de 2011

Sangre, sudor y barro en Reading Festival 2011. Sábado y domingo



Reading Festival 2011

26, 27, 28 de agosto

Little John's Farm, Reading

Fotos de Sergio Rey

Lo que siguió al viernes fue una buena ración de aniversarios. 2001 será recordado como un buen año para la música, y durante dos días nos hinchamos a reivindicarlo. El plato fuerte del sábado era ver juntos en el escenario a Pulp y The Strokes. Unos teloneando a los otros. Y viceversa (en Leeds cambiaron de orden y fue Jarvis quién cerró la noche).

Hace precisamente una década que los de NY presentaron Is this it, pero sigue sonando rotundo en directo. Otra cosa es la poca gana que le pone Julian Casablancas al asunto. Las muecas de desconcierto se sucedían a medida que el líder de The Strokes abría la boca. Su fama de poco comunicativo se cumplió e hizo que desluciese lo que, en principio, era una apuesta segura. Sonó todo lo que la banda tiene de bueno, de New York City cops a Reptilia, de The end has no end a Undercover your darkness. Un set list para enmarcar y una actuación, en conjunto, pasable.

Ya han pasado también diez años desde que Pulp publicase We love life, su último disco. Sin embargo, los años no pasan por su frontman (no así por el resto del grupo). El set comenzó con una serie de proyecciones que dieron paso a Do you remember the first time?, punto de partida para el espectáculo de Jarvis. El de Sheffield, a sus cuarenta y ocho, repta por el escenario sin perder pizca de su flema. Consigue resultar creíble en las situaciones más inverosímiles, aunque a priori resulten vergonzosas. Solo de este modo se explica el marciano dúo que se marcó con The Strokes en el concierto de los segundos, versionando a The Cars en un momento, cuanto menos, extraño.



Pulp presentaron un recorrido por lo más destacado de su discografía e hicieron saltar al público maduro. Esos que recuerdan sus tiempos festivaleros en la década del britpop y sueltan una lagrimilla con los primeros compases de Disco 2000. Sin lugar a dudas, el telonero robó protagonismo al cabeza de cartel, aunque las niñas lo nieguen. Ellas siempre estarán del lado de Julian.

Pero esto solo fue la guinda de un pastel que se vino cocinando durante primera hora de la tarde. En Reading, la cosa empieza a animarse a eso de las cinco de la tarde, pero los más madrugadores se colocan ante las vallas a mediodía. Aquellos que han logrado despegar los párpados y levantar las botas del barro, claro.

The National fue calentando el terreno. Lo hizo con estilo y tranquilidad, como se les supone. Acompañados de sección de viento y cuerda y con buena letra. Y celebrando también un décimo aniversario, el de su disco debut homínimo. Definitivamente, England es el mejor himno que se me ocurre para un atardecer como el del sábado.


No parece casualidad que coincidiesen en el espacio/tiempo con otra de las actuaciones más interesantes del fin de semana. Elbow se presentaba en el mismo escenario y a la misma hora justo veinticuatro horas después. Las dos, formaciones con solera. Las dos, haciendo rock maduro, canciones que se mastican poco a poco. Quién quiere inmediatez teniendo a Guy Garvey. Te guste o no, te acabas rindiendo a su encanto barbudo. Terminas por aplaudir cuando toca aplaudir. Agitas los brazos. E incluso acabas sacando el mechero.


* Gracias BBC por retransmitir los conciertos completos.

No es que los autores de Seldom seen kid atrayesen a tal cantidad de público como se ve en el vídeo. Muchos guardaban cola para ver a Muse. Pero se fueron con un muy buen regalo. One day like this. Quizás algo más auténtico que lo que venían a ver... Porque a cada uno le gusta lo que le gusta, pero que el set de Bellamy y compañía dista de ser sorprendente es un hecho. Mucha luz estrobocópica. Mucha pantalla de veinte metros de largo. Pirotecnia y las mismas canciones de siempre. El leiv motiv era esta vez Origin of symmetry, otra obra cumpre alumbrada a principios del siglo XX. Tan apocalíptica como un efecto 2000. Tan integrada como un macro-concierto de estadio.

El invento de revisitar un álbum completo fluctuó como las bolsas europeas en agosto. Momentos inspirados como Plug in baby o Feeling good daban paso a otros definitivamente menos necesarios. Solo aptos para muy fans. Luego llegó el turno para los grandes éxitos y el seguidor de a pie pudo volver a saltar, a corear estribillos. Y así nos fuimos hasta media noche, hasta la última media noche de Reading 2011. Y no vimos más chispas que las que Muse pusieron en escena como cierre. No hubo, esta vez, fuego en el campamento. Cada uno recogió sus cosas y se dispuso a pasar la noche más fría a la luz de una linterna.


1 comentario:

  1. Interensate cronica, y, lo que es mas importante, gracias a ella estuve disfrutando del concierto de Elbow, que envidia! jeje

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