No es ni mucho menos una calle demasiado castiza, pero sin ninguna duda se trata de una de las calles más peculiares y entretenidas de Madrid.
La estrecha calle Fuencarral sirve de unión entre dos iconos de Madrid; Malasaña y Chueca y también de frontera ante la Gran Vía.
Calle que unos usan para pasar las horas en una zona en continua transformación, que otros usan para comprar, y que algunos usan como entrada a refugio antimediocridad.
Desde que en 1998 se decidiera abrir el emblemático Mercado de Fuencarral muchas son las marcas que se han aprovechado de lo que representa para muchos esta calle.
Que Puma, Wrangler, Pepe Jeans o Diesel abrieran sus tiendas alrededor del mercado y de comercios más alternativos no perjudicaba demasiado y atraía a gente bastante distinta entre si. Pero al parecer todo esto ya da igual y las grandes firmas van más haya eludiendo que el Mercado es el verdadero corazón de esa calle.
Convirtiéndolo en un gran almacén de ropa cualquiera cuya apertura coincidirá con las facilidades de acceso y cierre del tráfico rodado… casualmente ¿?
Quizá el resultado tras la transformación no sea tan malo, pero la calle Fuencarral se convertirá, esta vez totalmente, en un lugar de moda que probablemente (ojala me equivoque) perderá todo el espíritu que la convirtió en lo que es actualmente.
Tarde o temprano la calle entre plenamente en la mediocridad y se convertirá así en un afluente de la Gran Vía sin ningún tipo de distinción, en una calle cualquiera que esperamos no contamine poco a poco a Malasaña y Chueca.