Los Punsetes
26 de mayo de 2012
Ochoymedio (Sala But)
Madrid
Los Punsetes tenían el pasado sábado una complicada papeleta: defender en directo el “maldito” tercer disco. Lejos de mantener una
línea continuista, la banda ha dado un giro a su sonido apoyados en la
producción de Pablo Díaz Reixa, El Guincho. Una Montaña es una Montaña no ha
dejado indiferente a nadie, sembrando opiniones de amor y odio a partes
iguales.
Los madrileños demostraron que los temas nuevos han aportado
a su repertorio una dosis de solidez y seguridad hasta entonces desconocida en
sus actuaciones. El impecable sonido con
el que rugieron las guitarras en cortes como Alferez Provisional, Los Glaciares
o 155, hizo que, en comparación, sus primeros éxitos parecieran maqueteros
intentos amateur.
Si bien la parte sonora del show fue notable, la visual no se quedó atrás ilustrando las ácidas letras con una sucesión de imágenes entre lo bizarro y lo nostálgico. Excelente complemento para cerrar el círculo de un espectáculo en el que Los Punsetes manejaron a su antojo el tempo de su actuación, sabiendo como intercalar las novedades con los clásicos de sus dos primeras referencias.
Tras una hora de concierto llegaron a los bises de rigor sin balas en la recamara, pero con las tablas suficientes como para acabar el alto sin recurrir al recurso del hit fácil. Paso adelante para uno de los grupos de los que Madrid debe sentirse orgullosa.
Foto: Davit Ruiz
Si bien la parte sonora del show fue notable, la visual no se quedó atrás ilustrando las ácidas letras con una sucesión de imágenes entre lo bizarro y lo nostálgico. Excelente complemento para cerrar el círculo de un espectáculo en el que Los Punsetes manejaron a su antojo el tempo de su actuación, sabiendo como intercalar las novedades con los clásicos de sus dos primeras referencias.
Tras una hora de concierto llegaron a los bises de rigor sin balas en la recamara, pero con las tablas suficientes como para acabar el alto sin recurrir al recurso del hit fácil. Paso adelante para uno de los grupos de los que Madrid debe sentirse orgullosa.
Foto: Davit Ruiz